EL CUIDADO DEL CUIDADOR Y EL CUIDADOR CUIDADO
Cuidar es instintivo, afectivo, necesario y sano.
Creo importante reseñar que cada uno de los escritos aquí publicados, como el trabajo que comparto e imparto en mi consulta no pretenden sustituir ningún tratamiento médico convencional, ni compite con la opinión de ninguna fuente.
No es mi intención convencer a nadie de nada, ni ocupar la razón ni la verdad de ningún paradigma y/o área científica, especialista o sistémica.
Mantengo mi mente abierta a comprender lo desconocido, acepto mis limites y soy vulnerable a ello. Por lo que no tengo la necesidad de defender mi manera de entender la vida y por ende la de querer cambiar la de los demás.
Todo lo que hago y digo se basa en mi estudio y experiencia. Como estoy vivo y mi experiencia está en continuo movimiento, mis reflexiones e interpretaciones son mutables, cambian, se adaptan y se han transformado en su mayoría y seguirán haciéndolo muy seguramente.
Considero al cuerpo como una inteligencia viva, con una memoria de supervivencia y con capacidad innata de adaptación, de cientos de miles de años de experiencia.
Cada ser tiene un médico interno, con el mayor grado de experiencia, capacidades y el más amplio curriculum del mercado. Este potencial auto curativo se ha de despertar, tenemos que confiar en él y dejarlo actuar.
Mi actividad consiste en acompañar EL DESPERTAR de esa cualidad curativa que tiene cada organismo vivo, ya sea humano o animal, llamada homeostasis. La etimología de curar viene de cuidar. Es necesario despertar esa inteligencia intuitiva, atenta y presente, cuyo resultado permita la sanación, «sanare» (restaurar la salud).
Considero por ello también que el cuidador no está por encima del que es cuidado, ambos se deben dar el mismo valor. Caminan el mismo tránsito, sin más exigencia que lo pactado. Lo pactado es compartir desde la presencia y la experiencia de ambos, con el propósito y objetivo que cuidarnos y curarnos, con respeto mutuo.
Valor, gratitud y fuerza.