Tus células se renuevan cada 7 años.
Tu historia, cada mañana.
No esperes cambiar en un día lo que tardo años en romperse.
En consulta solo hay tiempo para lo urgente. Por eso, cada día envío un mail exclusivo donde comparto lo que no entra en una hora de sesión.
Si estas dentro vas a aprender lo que me han enseñado miles de cuerpo tocados.
Y sobre todo, lo que me enseñó el mío.
Ese mismo cuerpo que te duele cuando más lo necesitas y se apaga cuando no lo sabes traducir.
Cada día en un mail.
Un minuto de medicina real.
De niño me encargaban arreglar lo que otros daban por perdido:
electrodomésticos, instalaciones, lo que fuera.
Se me daba bien devolver la vida y belleza a lo estropeado.
Con los años descubrí que no era solo un juego: era una pulsión.
Más tarde, mientras trabajaba en la empresa familiar
—viviendo una vida que no era la mía, sino la que otros esperaban de mí—
mi salud se fue apagando … hasta que toqué fondo.
Desahuciado por la medicina.
Amenazado con un “o aceptas y te medicas… o mueres”.
Entonces una llamada me sacudió y rompió lo poco que quedaba en pie en mí:
Mi abuelo —mi brújula, el hombre que más había creído en mí—
tenía un diagnóstico terminal.
Tres meses de vida.
Quise repararlo también.
No pude.
Ese límite me rompió… y me despertó.
Me convertí en mi propio experimento.
Pasé por mil sitios y tuve que arreglarme a mi mismo;
cuando nadie más supo hacerlo.
No había fórmulas mágicas.
Había cuerpo, voluntad, y conciencia.
Y sobre todo un proposito.
Aprendí en carne propia
que la salud no es un objetivo,
sino el medio sin el cual nada se sostiene.
Por eso acompaño hoy a otros en ese mismo viaje
Reparar lo roto.
Volver a encender lo apagado
y recordar la salud olvidada …Es posible.
En consulta tengo una hora para lo urgente.
Es decir reconfigurar músculos y huesos con cerebro, calmar la mente
y bajarle el volumen a la radio emocional, esa que tanto afecta a los órganos.
Y que juntos encontremos la respuesta de quién eres tú de verdad.
• por qué el cuerpo se apaga cuando la energía no te da ni para lo básico.
• Te cuesta levantarte, rendir o llegar al final del día sin sentirte vacío.
• El cuerpo duele, la columna ya no te sostiene y te dobla como rama seca.
• Los órganos no hacen la función que deberían.
• El sistema nervioso se convierte en un verdugo cuando no encuentra foco ni dirección.
• Las emociones pesan como cadenas cuando sostienes lo que no te pertenece.
• El espíritu se apaga cuando renuncias a ser quien eres.
Para volver a subir montañas, abrazar sin dolor y vivir como quien se come el mundo…porque tu todavía puedes.